Cuando los zapatos de cuero eran un lujo de ricos, los pobres se conformaban con estos zapatos de madera. Los antiguos romanos lo impusieron como el calzado típico de los esclavos. Con los siglos siguió siendo un calzado “pobre” hasta que los ricos descubrieron sus virtudes.

Muchos asocian el nombre del calzado con el gentilicio que designa a los ciudadanos de Suecia. Desde ya, no tiene nada que ver, aunque como sabe El Viajero, allí también es un calzado típico. De hecho aún se encuentran artesanos que trabajan por encargo para agricultores y grupos de baile tradicional.